Martin Hadis

Literatura, tecnología y otros enigmas del pensamiento.

un largo recorrido
La historia de El Eternauta
Desde sus inicios hasta la "Segunda parte"
"Yo había trabajado en aquella extraordinaria colección que se llamó Más allá y que editaba Abril"- declaró Oesterheld en una entrevista- "Desde entonces, me había quedado pensando en un cuento corto que empezaba con unos amigos jugando al truco mientras la ciudad se muere a su alrededor por la acción de una nevada mortífera. La idea era hacer una historia de final rá­pido, pero tuvo tal éxito que se convirtió en un folletín semanal que duró dos años. La dibujó Solano López, que se lució a lo lar­go de más de 350 páginas de 12 cuadros cada una, logrando una historieta popular de gran comunicación"

Así describía el mismo autor los comienzos de El Eternauta. La primera entrega de la tira se publicó en la revista Hora cero semanal, del 4 de septiembre de 1957. Resulta evidente que su autor no le daba aún la importancia que tenía. Como puede verse, ni siquiera figuraba mencionada en la tapa:
El primer número de la revista Hora Cero Semanal, en la que se publicó la primera entrega de El Eternauta.

Sin embargo, ya desde la primera viñeta se presentaba con descripciones a la vez poéticas y ambiciosas:
El primer número de la revista Hora Cero Semanal, en la que se publicó la primera entrega de El Eternauta.

En palabras del propio Oesterheld:

El Eternauta comenzó siendo un cuento corto de apenas 70 cuadros. Luego se transformó en una larga historia, en una suerte de adaptación del tema de Robinson Crusoe. Me fascinaba la idea de una familia que quedaba sola en el mundo, rodeada de la muerte y de un enemigo ignorado e inalcanzable. Pensé en mí mismo, en mi familia, aislados en nuestro chalet y comencé a plantearme preguntas...

Las respuestas duraron dos años e involucraron una invasión extraterrestre y los denodados esfuerzos que el protagonista, Juan Salvo, junto a su familia y amigos deben llevar a cabo para lograr sobrevivir en un escenario postapocalíptico. Relatos de tales invasiones hay muchos, pero El Eternauta se distingue de todas las demás por varios rasgos.

Los alienígenas dejan de lado su hábito de atacar Nueva York, Londres o París y esta vez se enfocan en Buenos Aires. Para los que crecimos en esta ciudad, resulta especialmente desconcertante ver calles y esquinas emblemáticas tomadas o destruidas por extraterrestres. El Eternauta es, asimismo, una formidable historia de aventuras, pero a la vez es mucho más que eso. Los hechos que narra le sirven a Oesterheld para plantear los grandes temas de la existencia: el sentido de la vida, el tiempo, la memoria, la trascendencia y la muerte. Además, como ocurre en otras obras de su autoría, nada es lo que parece: ni los hombres son todos tan buenos, ni todos los invasores son completamente malos. Entre todos los misterios que presenta, el verdadero objetivo de la invasión resulta ser el más insondable. Por lo demás, el relato está escrito con una prosa de notable poder expresivo.

La última entrega se publicó el 15 de septiembre de 1959. Desde entonces, su popularidad no ha hecho más que crecer. Se han publicado no menos de diez reediciones y la historia ha sido traducida a numerosos idiomas.


Versiones y reversiones

Oesterheld intentó reescribir la historia en varias ocasiones. En la década de 1965, pensó en redactar una versión en prosa. Esta idea persistió en su mente durante muchos años, pero nunca la pudo concretar. En 1969 escribió una nueva versión de El Eternauta para la revista gente. Esta vez el ilustrador fue Alberto Breccia:
Pese al talento indiscutido de este último, el estilo que emplea no termina de encajar con la historia. Es sin duda más artístico, pero también es mucho más oscuro y menos realista. Veáse por ejemplo cómo aparecen representados los "Manos":
En 1976 Oesterheld regresa a El Eternauta y escribe una segunda parte. A diferencia de la primera, que es un relato de supervivencia, en esta segunda parte Oesterheld ofrece una historia de resistencia. A tal fin y para que el argumento sea plausible, Oesteherld reduce el poder y los recursos de su adversario. En lugar de una flota invasora completa, ante la cual la humanidad había demostrado quedar inerme, en esta segunda parte Oesterheld hace que el enemigo sea un solo invasor que ha quedado varado luego del repliegue de sus congéneres al espacio.
Esta "Segunda parte" tno busca ni alcanza las alturas míticas de la versión original de 1959-1957. Asimismo, más que una segunda parte parece, para usar la jerga hollywoodense, "un spin-off". Es decir: una historia lateral e independiente de la original, con la que comparte algunos escenarios y/o personajes. A pesar de esto, sigue siendo una excelente historia de ciencia ficción.

Hubo luego otras secuelas, basadas en guiones de otros autores. Pero esa es otra historia.




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